Suena el despertador a las 6h. He dormido poco y tengo sueño. Los nervios de anoche se han convertido en apatía y tengo pocas ganas de correr.
Poco a poco me despejo y procedo a desayunar. Cereales rellenos de chocolate y zumo de mango es el menú elegido para la ocasión.
Una vez alimentado, voy enfundándome una a una todas las prendas de la equipación menos las zapatillas y me vuelvo a acostar, poniendo la alarma a las 8h.
No me duermo del todo, pero consigo estar relajado y momentos antes que suene el reloj, me calzo mis Adidas AdiZero Tempo 4, me despido de mi mujer y mi hijo, que me desean toda la suerte del mundo, y parto hacia la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
La zona está muy concurrida. La salida se efectuará desde un puente y el acceso a mi cajón se realiza desde el punto opuesto al lugar donde me encuentro, así que tengo que bordear todo el edificio del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe.
Durante el trayecto me encuentro con un grupo numeroso de mi equipo, Corredors.cat, y aprovecho para saludar y animar a todos. También nos hacemos una foto de grupo.
Siguiendo el camino hasta la salida, a falta de 30', me como 2 barritas energéticas y bebo un poco de isotónico. Antes de llegar a los cajones, busco un matorral para eliminar el exceso de líquido fruto de los nervios, que han vuelto a medida que se ha ido acercando el momento de la partida.
Llego a los cajones y me doy cuenta que estoy mas alejado de lo que esperaba, pero que debido a mi marca en maratón, es el lugar que me pertenece. Quedan 10' y todavía no puedo acceder al cajón porque debido a la comprobación de los dorsales, que se hace uno a uno, se ha formado un tumulto de gente que hace difícil la entrada.
Por fin logro situarme entre todos los participantes y espero con ansia el momento en que dé comienzo la prueba por la que llevo tantos meses entrenando. Ni siquiera he calentado, pero eso ahora mismo no me importa.
CONTINUARÁ...
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