Patrocinador

Patrocinador
Tu tienda de Running - Ctra. de Ribes, 260 - 08520 - Les Franqueses del Vallès - Telf. 93.849.48.01

domingo, 22 de abril de 2012

BARCLAYS MILANO CITY MARATHON: MMP 3h05'22"


Con un poco de retraso llega la crónica, pero es que he aprovechado esta semana para recuperar fuerzas después de tantos meses de preparación y he estado muy desconectado. Este maratón ha resultado ser como un parto, con tres meses de gestación que ha dado como resultado una criatura en forma de MMP. Después ha venido la típica depresión post-parto, estando toda esta semana de bajón pese a la magnífica carrera realizada.

 El circuito de esta prueba es muy rápido, no tiene subidas importantes y el único problema son los tramos de adoquines que hay por el centro de la ciudad. La salida se encuentra en las afueras, concretamente en la feria de Milán, y el recorrido va pasando por puntos emblemáticos como el estadio de San Siro, Arco della Pace, la Stazione Centrale, el Giardini Palestro, la Piazza della Scala, la Via Montenapoleone, el Duomo y Navigli, encontrándose la meta en la Piazza Castello, frente al Castello Sforzesco.


La aventura comenzó el viernes. Tras haber trabajado desde las 6 de la mañana, nos dirigimos hasta el aeropuerto en tren y a las 17h partimos rumbo a Milán en un vuelo que duró aproximadamente 1h15'. Llegados a Malpensa, cambiamos de terminal mediante un corto trayecto en autobús y cogimos otro tren para llegar al centro de la ciudad.


Ya en Milán, callejeamos bajo la lluvia para llegar al hotel casi a las 21h y tras las dejar las maletas en la habitación, preguntamos en recepción por algún restaurante cercano, con la fortuna de haber 2 a escasos metros.

Degustamos las típicas pizzas italianas, bien acompañadas con cerveza y para finalizar, una copa de limoncelo. No tuve problemas para dormir, ya que caí rendido en la cama.


El Sábado aprovechamos para dormir un poco y no nos pusimos en pie hasta las 9h. Fuimos directos hasta el marathon village, que se encontraba en la zona financiera, y recogí el dorsal, así como la camiseta conmemorativa y la bolsa para el guardarropía, dado que la salida y la llegada no estaban en el mismo punto y había unos camiones que la transportaban, siendo obligatorio usar la bolsa proporcionada por la organización.


A diferencia del último maratón, no me encontraba nada nervioso, ya que veía muy difícil bajar de las tres horas con las condiciones climatológicas previstas y el poco descanso que iba a tener después de hacer turismo toda la tarde del Sábado, así que no tenía presión.


Durante toda mañana, el día se mantuvo nublado pero no llovió, pudiendo visitar los lugares más típicos del centro de la ciudad sin problemas. Por la tarde cambió la cosa y no paró de llover, así que nos dedicamos a recorrer las calles comerciales con el consiguiente desgaste para mis piernas, pues había que parar en cada escaparate.


Por la noche nos decantamos por el otro restaurante cercano al hotel y esta vez tocó comer pasta, unos riquísimos tallarines. No faltó la copa de limoncelo y regresamos al hotel bajo la lluvia. Antes de dormir tuve que preparar todas las cosas que me harían falta para la carrera y cuando lo tuve todo listo, el dolor en las piernas era tal que me tuve que aplicar un gel frío para relajarlas. Estaba tan tranquilo que no tuve problemas para dormir como un niño chico.


Es Domingo, el gran día ha llegado y el despertador suena a las 5:45h. Miro por la ventana y está lloviendo. Antes de vestirme me como una ración de cereales y me bebo un zumo. Salgo del hotel y voy en busca del tranvía que me llevará hasta la estación de Cadorna, donde minutos más tarde cojo el primer metro que llega a la FieraMilano en Rho. Hay que cruzar toda la feria de punta a punta, casi 1,5Km que por suerte son bajo techo, pues sigue lloviendo. La planta baja de uno de los parkings la han habilitado para pasar los momentos previos sin mojarse, con una zona para cambiarse y un punto donde dan agua para hidratarse. Después de dar algunas vueltas, me siento al lado de una columna y espero hasta última hora para desprenderme de toda la ropa de abrigo y guardarla en la bolsa que dejaré en el camión guardarropa. Para no mojarme mucho antes de empezar, vuelvo al interior del parking y sin querer me meto donde los atletas de élite están calentando. Me uno al grupo hasta que los voluntarios se dan cuenta y me invitan a salir de allí, pero esos 15' no me los quita nadie y me hacen pensar que hoy va a ser un gran día. Cuando faltan 20' para empezar, me dirijo hasta el cajón de salida y me cuesta llegar porque el terreno está embarrado, quedando un caminito para pasar que está lleno de gente. Los últimos minutos antes del inicio se hacen eternos y la lluvia parece que quiere ser aun más protagonista, ya que llueve con fuerza. Llega el primer momento emocionante, cuando suena el himno nacional italiano y la gente canta al unísono.

Comienza la carrera y el primer kilómetro lo hago más lento de lo que tenía previsto al no poder correr cómodamente por la multitud, pero no me importa y voy progresando lentamente hasta que cojo el ritmo deseado. Este maratón he decidido correrlo con música, ya que como no conozco a nadie y no domino el italiano, por lo menos tendré una distracción que no me haga pensar demasiado en el cansancio, pero en el segundo kilómetro se me acerca un chico por detrás, me dice que él es también catalán y que tiene un objetivo parecido al mío, así que decidimos ir juntos hasta que aguantemos. Hablando se nos pasan los kilómetros volando y sobre el Km13 pasamos junto al estadio de fútbol de San Siro. Logramos llevar un ritmo constante de 4'20" el mil al pasar por el Km15, pero empiezo a notar molestias en las caderas, mi punto flaco en los tres últimos maratones. Intento no pensar en ello y me dedico a contarle batallitas de todas mis carreras. En el Km20 me esperan mi mujer y mi hijo, pues pasamos cerca del hotel, y supone una inyección de moral importante. Con las pilas recargadas, pasamos el medio maratón en casi 1h32' y mi compañero decide cambiar de ritmo e intentar coger a la liebre de las 3h. Yo no me arriesgo, ya que todavía queda lo peor y sigo a lo mío con la música otra vez de compañera. El paso por el centro de Milán, pese a haber muchos tramos de adoquines, se hace ameno porque hay mucha gente animando. Destacar la vuelta que damos por la Piazza del Duomo, con la preciosa vista de la catedral, que logra emocionarme. En el Km30 me tomo un gel ya que en los dos últimos kilómetros, el aire en contra me ha desgastado y tengo miedo de encontrarme con el famoso muro. A partir de aquí empieza una guerra psicológica e intento no aflojar demasiado el ritmo, aunque el cansancio en las piernas se va haciendo notable. Voy descontando kilómetros, pero en vez de pensar el la meta, pienso el el Km40, donde pasamos otra vez cerca del hotel y allí me espera mi familia para darme ánimos. El punto crítico llega en el Km35, pues me da como un bajón y por unos instantes aflojo peligrosamente el ritmo, pero logro reponerme y aunque no consigo recuperar el ritmo que había llevado hasta ahora, es lo bastante rápido para conseguir hacer un buen tiempo. Llego al Km40 y ya sé que la marca no se me escapará, más aun cuando veo a mi mujer y a mi hijo animando bajo la lluvia, empapados, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Aprieto los dientes e intento un cambio de ritmo, pero las piernas ya no dan más de sí y solo en los últimos 300 metros, con la meta a la vista, salen fuerzas de donde ya no habían y esprinto levantando los brazos, para lograr un tiempo de 3h05'22", casi dos minutos menos que mi anterior marca.

Nada más cruzar la meta, nos tapan con una manta térmica y vamos recogiendo productos para recuperarnos, así como la preciada medalla. Allí me reencuentro con el compañero de viaje durante la primera mitad de la prueba y nos hacen una foto juntos.

El camino a las duchas se me hace más duro que el propio maratón y el frío se va apoderando de mi cuerpo, agarrotándome las piernas hasta el punto de que casi no puedo caminar. Menos mal que la ducha caliente me recupera totalmente y puedo regresar al hotel caminando sin problemas, observando como realizan los últimos kilómetros los atletas más rezagados.

Sin tiempo para saborear el éxito, partimos hacia la estación de tren, donde nos espera un largo y duro trayecto, con los mismos cambios de medio de transporte que en la ida, no llegando a casa hasta casi la media noche.


Ha sido una gran carrera y llegaba en un momento de forma excepcional. He disfrutado muchísimo pese a la lluvia y guardaré un buen recuerdo de este maratón. Sé que tengo las 3h cerca, pero tendré que esperar a que las condiciones, tanto meteorológicas como turísticas, sean favorables.

8 comentarios:

  1. Grande entre los grandes, Miquel; muchas felicidades de nuevo y a disfrutar de lo conseguido.

    ResponderEliminar
  2. Me das envidia sana, pasaste un fin de semana de lujo, me alegro de tu MMP y de que lo pasaras bien.

    ResponderEliminar
  3. Miquel, estàs fet un veritable crack..!! No tinc cap mena de dubte que, amb una bona planificació i uns entrenaments com cal, baizaràs aviat de les 3 hores... Felicitats...!!

    ResponderEliminar
  4. Muchas felicidades por esa pedazo de marca Miquel,ya me gustaria a mi algun día rozar esos tiempos, lo dicho Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  5. Enohrabona Miquel, bon cap de setmana y boníssima marató.
    Les 3 hores les tens a tocar, segur que aviat.
    Moltes felicitats.

    ResponderEliminar
  6. Felicidades por ese carrerón con MMP incluida!!

    ResponderEliminar
  7. Un pasito más hacia las tres horas... Que las tienes ahí mismo, está claro que con un clima normal y las piernas menos cargadas, seguro que lo superas... Pero a seguir dándole emoción, más dulce te va a saber cuando lo logres al haberte ido acercando con tanto sigilo y paso firme... :) Enhorabuena, eres un crack!!!!!

    ResponderEliminar
  8. Felicidades Miquel, grandísima marca y grandísima carrera que te has marcado.
    Eres un crack!. Es un placer leer tus crónicas!.

    ResponderEliminar