Con un poco de retraso llega la crónica, pero es que he aprovechado esta semana para recuperar fuerzas después de tantos meses de preparación y he estado muy desconectado. Este maratón ha resultado ser como un parto, con tres meses de gestación que ha dado como resultado una criatura en forma de MMP. Después ha venido la típica depresión post-parto, estando toda esta semana de bajón pese a la magnífica carrera realizada.
La
aventura comenzó el viernes. Tras haber trabajado desde las 6 de la mañana, nos
dirigimos hasta el aeropuerto en tren y a las 17h partimos rumbo a Milán en un
vuelo que duró aproximadamente 1h15'. Llegados a Malpensa, cambiamos de
terminal mediante un corto trayecto en autobús y cogimos otro tren para llegar
al centro de la ciudad.
Ya en
Milán, callejeamos bajo la lluvia para llegar al hotel casi a las 21h y tras
las dejar las maletas en la habitación, preguntamos en recepción por algún
restaurante cercano, con la fortuna de haber 2 a escasos metros.
Degustamos
las típicas pizzas italianas, bien acompañadas con cerveza y para finalizar,
una copa de limoncelo. No tuve
problemas para dormir, ya que caí rendido en la cama.
El
Sábado aprovechamos para dormir un poco y no nos pusimos en pie hasta las 9h.
Fuimos directos hasta el marathon village, que
se encontraba en la zona financiera, y recogí el dorsal, así como la camiseta
conmemorativa y la bolsa para el guardarropía, dado que la salida y la llegada
no estaban en el mismo punto y había unos camiones que la transportaban, siendo
obligatorio usar la bolsa proporcionada por la organización.
A
diferencia del último maratón, no me encontraba nada nervioso, ya que veía muy
difícil bajar de las tres horas con las condiciones climatológicas previstas y
el poco descanso que iba a tener después de hacer turismo toda la tarde del Sábado, así
que no tenía presión.
Durante
toda mañana, el día se mantuvo nublado pero no llovió, pudiendo visitar los
lugares más típicos del centro de la ciudad sin problemas. Por la tarde cambió
la cosa y no paró de llover, así que nos dedicamos a recorrer las calles comerciales
con el consiguiente desgaste para mis piernas, pues había que parar en cada
escaparate.
Por
la noche nos decantamos por el otro restaurante cercano al hotel y esta vez
tocó comer pasta, unos riquísimos tallarines. No faltó la copa de limoncelo y regresamos al hotel bajo la
lluvia. Antes de dormir tuve que preparar todas las cosas que me harían falta
para la carrera y cuando lo tuve todo listo, el dolor en las piernas era tal
que me tuve que aplicar un gel frío para relajarlas. Estaba tan tranquilo que no tuve problemas para dormir como un niño chico.
Es
Domingo, el gran día ha llegado y el despertador suena a las 5:45h. Miro por la
ventana y está lloviendo. Antes de vestirme me como una ración de cereales y me
bebo un zumo. Salgo del hotel y voy en busca del tranvía que me llevará hasta
la estación de Cadorna, donde minutos más tarde cojo el primer metro que llega
a la FieraMilano en Rho. Hay que cruzar toda la feria de punta a punta, casi
1,5Km que por suerte son bajo techo, pues sigue lloviendo. La planta baja de
uno de los parkings la han habilitado para pasar los momentos previos sin
mojarse, con una zona para cambiarse y un punto donde dan agua para hidratarse.
Después de dar algunas vueltas, me siento al lado de una columna y espero hasta
última hora para desprenderme de toda la ropa de abrigo y guardarla en la bolsa
que dejaré en el camión guardarropa. Para no mojarme mucho antes de empezar,
vuelvo al interior del parking y sin querer me meto donde los atletas de élite
están calentando. Me uno al grupo hasta que los voluntarios se dan cuenta y me
invitan a salir de allí, pero esos 15' no me los quita nadie y me hacen pensar
que hoy va a ser un gran día. Cuando faltan 20' para empezar, me dirijo hasta
el cajón de salida y me cuesta llegar porque el terreno está embarrado,
quedando un caminito para pasar que está lleno de gente. Los últimos minutos
antes del inicio se hacen eternos y la lluvia parece que quiere ser aun más
protagonista, ya que llueve con fuerza. Llega el primer momento emocionante,
cuando suena el himno nacional italiano y la gente canta al unísono.
Comienza
la carrera y el primer kilómetro lo hago más lento de lo que tenía previsto al
no poder correr cómodamente por la multitud, pero no me importa y voy
progresando lentamente hasta que cojo el ritmo deseado. Este maratón he
decidido correrlo con música, ya que como no conozco a nadie y no domino el
italiano, por lo menos tendré una distracción que no me haga pensar demasiado
en el cansancio, pero en el segundo kilómetro se me acerca un chico por detrás,
me dice que él es también catalán y que tiene un objetivo parecido al mío, así
que decidimos ir juntos hasta que aguantemos. Hablando se nos pasan los
kilómetros volando y sobre el Km13 pasamos junto al estadio de fútbol de San
Siro. Logramos llevar un ritmo constante de 4'20" el mil al pasar por el
Km15, pero empiezo a notar molestias en las caderas, mi punto flaco en los tres
últimos maratones. Intento no pensar en ello y me dedico a contarle batallitas
de todas mis carreras. En el Km20 me esperan mi mujer y mi hijo, pues pasamos
cerca del hotel, y supone una inyección de moral importante. Con las pilas
recargadas, pasamos el medio maratón en casi 1h32' y mi compañero decide
cambiar de ritmo e intentar coger a la liebre de las 3h. Yo no me arriesgo, ya
que todavía queda lo peor y sigo a lo mío con la música otra vez de compañera.
El paso por el centro de Milán, pese a haber muchos tramos de adoquines, se
hace ameno porque hay mucha gente animando. Destacar la vuelta que damos por la
Piazza del Duomo, con la preciosa vista de la catedral, que logra emocionarme.
En el Km30 me tomo un gel ya que en los dos últimos kilómetros, el aire en
contra me ha desgastado y tengo miedo de encontrarme con el famoso muro. A
partir de aquí empieza una guerra psicológica e intento no aflojar demasiado el
ritmo, aunque el cansancio en las piernas se va haciendo notable. Voy
descontando kilómetros, pero en vez de pensar el la meta, pienso el el Km40,
donde pasamos otra vez cerca del hotel y allí me espera mi familia para darme
ánimos. El punto crítico llega en el Km35, pues me da como un bajón y por unos
instantes aflojo peligrosamente el ritmo, pero logro reponerme y aunque no
consigo recuperar el ritmo que había llevado hasta ahora, es lo bastante rápido
para conseguir hacer un buen tiempo. Llego al Km40 y ya sé que la marca no se
me escapará, más aun cuando veo a mi mujer y a mi hijo animando bajo la lluvia,
empapados, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Aprieto los dientes e intento
un cambio de ritmo, pero las piernas ya no dan más de sí y solo en los últimos
300 metros, con la meta a la vista, salen fuerzas de donde ya no habían y
esprinto levantando los brazos, para lograr un tiempo de 3h05'22", casi dos minutos menos que mi anterior marca.
Nada
más cruzar la meta, nos tapan con una manta térmica y vamos recogiendo
productos para recuperarnos, así como la preciada medalla. Allí me reencuentro
con el compañero de viaje durante la primera mitad de la prueba y nos hacen una
foto juntos.
El
camino a las duchas se me hace más duro que el propio maratón y el frío se va
apoderando de mi cuerpo, agarrotándome las piernas hasta el punto de que casi
no puedo caminar. Menos mal que la ducha caliente me recupera totalmente y
puedo regresar al hotel caminando sin problemas, observando como realizan los
últimos kilómetros los atletas más rezagados.
Sin
tiempo para saborear el éxito, partimos hacia la estación de tren, donde nos
espera un largo y duro trayecto, con los mismos cambios de medio de transporte
que en la ida, no llegando a casa hasta casi la media noche.
Ha
sido una gran carrera y llegaba en un momento de forma excepcional. He
disfrutado muchísimo pese a la lluvia y guardaré un buen recuerdo de este
maratón. Sé que tengo las 3h cerca, pero tendré que esperar a que las
condiciones, tanto meteorológicas como turísticas, sean favorables.
Grande entre los grandes, Miquel; muchas felicidades de nuevo y a disfrutar de lo conseguido.
ResponderEliminarMe das envidia sana, pasaste un fin de semana de lujo, me alegro de tu MMP y de que lo pasaras bien.
ResponderEliminarMiquel, estàs fet un veritable crack..!! No tinc cap mena de dubte que, amb una bona planificació i uns entrenaments com cal, baizaràs aviat de les 3 hores... Felicitats...!!
ResponderEliminarMuchas felicidades por esa pedazo de marca Miquel,ya me gustaria a mi algun día rozar esos tiempos, lo dicho Enhorabuena.
ResponderEliminarEnohrabona Miquel, bon cap de setmana y boníssima marató.
ResponderEliminarLes 3 hores les tens a tocar, segur que aviat.
Moltes felicitats.
Felicidades por ese carrerón con MMP incluida!!
ResponderEliminarUn pasito más hacia las tres horas... Que las tienes ahí mismo, está claro que con un clima normal y las piernas menos cargadas, seguro que lo superas... Pero a seguir dándole emoción, más dulce te va a saber cuando lo logres al haberte ido acercando con tanto sigilo y paso firme... :) Enhorabuena, eres un crack!!!!!
ResponderEliminarFelicidades Miquel, grandísima marca y grandísima carrera que te has marcado.
ResponderEliminarEres un crack!. Es un placer leer tus crónicas!.