Albi es una localidad y comuna francesa situada en el departamento del Tarn, del que es capital, en la región de Midi-Pyrénées, con 51.199 habitantes. Se sitúa a orillas del río Tarn. Fueron las arcillas de este río la materia prima para elaborar los ladrillos rojos que caracterizan su arquitectura local, ya sea en su catedral, en sus casas, puentes, palacios o molinos.
Un paraje naturalmente defensivo y un río, fuente de vida, fueron los elementos que determinaron la implantación de los primeros hombres en Albi, ya en la Edad de Bronce.
Tras la conquista de la Galia por los romanos, en 51 a. C., la ciudad se convierte en “Civitas Albigensium”, territorio de los albigenses.Los descubrimientos arqueológicos no han sacado a la luz ningún edificio romano, lo cual deja suponer que Albi no debió ser más que una modesta villa.
Ya en el principio de la Era Cristiana, Albi se erige en obispado. Su primer obispo es San Clair y su diócesis tiene los mismos límites que la “Civitas Albigensium”.
En el s. VI, aparece la figura del obispo San Salvy, uno de los más famosos, por ilustrarse tanto como “defensor de la ciudad”, como por su personalidad. La colegiata y el claustro, que llevan su nombre, demuestran la veneración que le tenían los albigenses.
Viene, luego, un período de inseguridad que justifica la construcción de una muralla que rodea la ciudad medieval, más reducida que la villa galorromana.
En la Edad Media, el poder feudal crece en manos de los poderosos e influyentes vizcondes de Trencavel, también señores de los vizcondados de Béziers y de Carcassonne.
Hacia 1040, la ciudad de Albi conoce una nueva expansión con la construcción del Puente-Antiguo. Se crean nuevos barrios debido al fuerte crecimiento urbano.
La ciudad se enriquece gracias al comercio y a los intercambios, pero sobre todo gracias al peaje cobrado en el Puente.
El Catarismo se implanta en el s. XIII, en el Languedoc. En 1208, el Papa Inocencio III y el rey, Felipe-Augusto I se asocian para luchar contra esta doctrina que pone en peligro su autoridad y su poder. La represión es muy dura y muchas hogueras se alzan a través de la región. La destrucción del Languedoc permite la anexión a la Corona de Francia de una región hasta entonces independiente.
Tras los disturbios de la cruzada contra los cátaros, a finales del s. XIII, el obispo Bernard de Castanet, manda acabar la construcción del Palacio de la Berbie, el palacio episcopal con aspecto de fortaleza, e iniciar las obras de la impresionante catedral Santa Cecilia en 1282.
Tras los disturbios de la cruzada contra los cátaros, a finales del s. XIII, el obispo Bernard de Castanet, manda acabar la construcción del Palacio de la Berbie, el palacio episcopal con aspecto de fortaleza, e iniciar las obras de la impresionante catedral Santa Cecilia en 1282.
Tras los desastres ocasionados por la Guerra de los Cien Años, las incursiones de los saqueadores y la peste negra, Albi conoce una nueva edad de oro con el “azul de cucaña”.
En efecto, de 1450 a 1560 Albi se inscribe en un período de prosperidad comercial debido en su mayor parte al cultivo de la “Isatis Tinctoria”, planta tintórea más conocida como “pastel”. Las magníficas casas señoriales del Renacimiento reflejan las considerables fortunas de los negociantes de pastel.
Las dos guerras mundiales no acarrearon demasiadas destrucciones, por lo que Albi ha conservado su arquitectura que atestigua los diferentes períodos de su historia.
Las numerosas obras de mejora, de restauración y de embellecimiento han sabido dar a los antiguos barrios un nuevo aspecto en el que reina el ladrillo.
En los años 2000, se han emprendido obras de gran envergadura, cara al s. XXI: la “Médiathèque” (biblioteca multimedia) Amalric, la remodelación de la Plaza del Vigan, centro urbano, y el de la Plaza de Santa Cecilia, casco histórico, cuyas obras no terminarán hasta el 2006.
Actualmente, en el Palacio de la Berbie, antiguo palacio episcopal, se encuentra la sede del Museo Toulouse-Lautrec.
Fuentes: http://www.albi-tourisme.fr/
Me encantan estas ciudades del sur de Francia, he tenido la suerte de visitar algunas. Y lo mejor, en cualquier sitio te ponen el "vino de la casa" que es baratísimo y está muy bueno... :)
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